martes, 21 de diciembre de 2010

Antiguo manuscrito...

Un Sacerdote debe ser…

Muy grande
y a la vez muy pequeño

de espíritu noble como si llevara sangre real
y sencillo como un labriego

héroe por haber triunfado de sí mismo
y hombre que llego a luchar contra Dios,

fuente inagotable de santidad
y pecador a quien Dios perdonó,

señor de sus propios deseos
y servidor de los débiles y vacilantes,

uno que jamás  se doblego ante los poderosos
y se inclina, no obstante, ante los mas pequeños,

dócil discípulo de su Maestro
y caudillo de valerosos combatientes,

pordiosero de manos suplicantes
y mensajero que distribuye oro a manos llenas,

animoso soldado en el campo de batalla
y madre tierna a la cabecera del enfermo,

anciano por la prudencia de sus consejos
y niño por su confianza en los demás,

alguien que aspira siempre a lo más alto
y amante de lo más humilde…

Hecho para la alegría,
acostumbrado al sufrimiento,
ajeno a la envidia,
transparente en sus pensamientos,
sincero en sus palabras,
amigo de la paz,
enemigo de la pereza,
seguro de sí mismo.

“Completamente distinto de mí”
(comenta el amanuense)

Salzburgo


Enviado por un amigo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Palabras que nos llegaron por medio de los vientos del sur...

REQUIEM PA´NESTOR

Murió don Néstor, el amo
todo acaba todo muere.
Murió el pingüino en su pago.
Miserere.

Murió uno de los más Grandes.
Nadie es grande sino Dios.
Murió uno de los más grandes.
Ya no sos.

Murió sin ver la Victoria
sin ver el fin de la guerra.
Su conquista más notoria
son siete palmos de tierra.

Murió cuando no pensaba.
Se acabó en un brusco hipo,
con todo lo que esperaba.
Pobre tipo.

Se acabó la Casa Rosa
el caviar, la vita bona;
lo hundió de un golpe en la broza
la Pelona.

Murió con Néstor temprano
nadie muere cuando quiere.
Murió el Panamericano.
Miserere.

Ya no ganará elecciones,
ya no será reelegido.
Su alma llena de pasiones
¿dónde ha ido?

Feneció como en la tierra
fenece la frágil flor,
sin ver el fin de la Guerra
ni el Mundo Nuevo y Mejor.

Quería salvar el mundo
la Cultura Occidental
y la Argentina. Recemos
por los que nos hacen mal.

¿Qué se han hecho los extremos
adónde quiso subir?
Todo se acabó. Recemos.
Todos hemos de morir.

Pasó su nombre a la gloria
su alma al «Ente Universal»,
dice Crítica. La Historia
le dedicará un fanal.

Le dedicará un fanal
la Historia ni que decir.
Si el pobre ha acabado mal
de mucho le va a servir.

Su estampa a cuatro columnas
que ha publicado La prensa
lo consolará en su tumba
si está allá donde uno piensa.

Murió don Don Néstor el amo
nadie por eso se altere.
Acaba todo lo humano.
Miserere.

Morirán todos los otros.
Aprendan que todo es vano,
si hay alguno entre nosotros
medio aprendiz de tirano.

Ninguno exulte o se mofe,
ninguno se desespere.
Todos echarán el bofe.
Miserere.

Piensen todos en la Pálida
que a todos apunta y tira.
Vayan limpiando las ánimas
de mentira.

Querer pararla es en vano.
No esperen que los espere.
Morirán como el Amo.
Miserere.

Miserere ei, Dómine, secundum magnam misericordiam tuam.
Et secundum multitúdinem miserationum tuarum déle iniquitatem ejus...

(Traducción libre del Miserere en latín que se rezó en la Catedral de Buenos Aires el 27 de octubre de 2010, enviada por Sancho I desde su prisión de la Patagonia).

lunes, 25 de octubre de 2010

El problema de Dulcinea[1]



               
- 1 -Don Quijote y su Dulcinea

Dulcinea es, para Don Quijote, la objetivación de todos aquellos valores, que estaban encarnados en la dama medieval, a los que un caballero debe rendir pleitesía. Para el aumento de su honra y para mejor servir como caballero andante poetiza a una aldeana de nombre Aldonza Lorenzo. «Básteme a mí -afirma esa activa conciencia a caballo que es Don Quijote- pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta... y yo me hago cuenta que es la más alta princesa del mundo». Y aún llega a decir: «Yo imagino que todo lo que digo es así... y píntola en mi imaginación como la deseo». Pero nuevamente Cervantes construye sobre una realidad primaria. Dice el capítulo inicial del libro: «...y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado (aunque, según se entiende, ella jamás lo supo, ni se dio cata dello). Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien, darle título de señora de sus pensamientos y buscándole nombre que no desdijese del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, nombre, a su parecer, músico y peregrino, y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto»57.

Sobre el cuerpo rústico de Aldonza Lorenzo, Don Quijote va a insuflar toda una carga de idealidad. Ha nacido, pues, Dulcinea. En ella cree Don Quijote como se cree en los ideales amados. Podemos imaginar, si queremos, que en su fuero interno empieza dudando y esforzándose por no dudar. Muy pronto triunfará en él la voluntad de creer. Sus sacrificios, las mofas de los duques, los engaños y socarronerías de Sancho son pruebas de heroísmo, al servicio de su ideal, que acrecentarán su fe.

Bien sabe el Caballero de la Triste Figura quien es Dulcinea y así se lo deja ver a Sancho cuando le cuenta la historia de la hermosa viuda, libre y rica, que se enamoró de un mozo rollizo y motilón. «Para lo que yo le quiero -había sentenciado la viuda a uno que se burlaba de la ignorancia del mozo- más sabe que Aristóteles». Llevando al plano espiritual el amor de la viuda, Don Quijote se aplicó la sentencia, transponiéndola: «Para lo que yo quiero a Dulcinea, tanto vale como la más alta princesa de la tierra».

Desde el primer momento advierte Don Quijote que va a necesitar «una dama de quien enamorarse: porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma». Y recurre a «una moza de muy buen ver de quien el un tiempo anduvo enamorado». Carmen Muñoz de Dieste observa agudamente: «se va a idealizar la mujer, pero a partir de una femenidad sana y hermosa. Se va a idealizar el amor, pero a partir de una chispa de su ardiente realidad: el amor de un soltero entrado en años, que no se atrevió, sin duda, a manifestarlo y que ahora va a crecer, se va a manifestar con todo derecho, dentro de los cánones de la caballería»58. Para Don Quijote, como buen caballero andante, tener una dama de sus pensamientos es cosa de norma moral, de ineludible deber. Más aún, se trata de una imprescindible necesidad: «digo que no puede ser que haya caballero andante sin dama, porque tan propio y tan natural les es a los tales ser enamorados como al cielo tener estrellas, y a buen seguro que no se haya visto historia donde se halle caballero andante sin amor es; y por el mesmo caso que estuviese sin ellos no sería tenido por legítimo caballero sino por bastardo, y que entró en la fortaleza de la caballería dicha, no por las bardas como salteador y ladrón». La ética se combina con la estética y surge en Don Quijote el amor, como un culto, a Dulcinea. Antes de cada lance invoca a su dama: «Acorredme, señora... no me desfallezca vuestro favor y amparo... ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza»; o bien: «¡Oh señora de la fermosura, esfuerzo y vigor del debilitado corazón mío! Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo...». Enamorado fiel y casto, el Caballero de la Triste Figura se niega a aceptar las solicitaciones de enamoradas doncellas, cuidándose, no obstante, de no herir ni humillar a las cuitadas damas. Cuando Sancho se entusiasma ante la perspectiva de una ventajosa alianza de su amo con la princesa Micomicoma (la hermosa Dorotea), Don Quijote monta en cólera y advierte a su escudero: «...¿No sabéis vos, gañán, faquín, belitre, que si no fuese por el valor que ella infunde a mi brazo, que no le tendría yo para matar una pulga? Decid, socarrón de lengua viperina, ¿y quien pensáis que ha ganado este reino y cortado la cabeza a este gigante, y hecho a vos marqués (que todo esto doy ya por hecho y por cosa pasada en cosa juzgada) si no es el valor de Dulcinea, tomando a mi brazo por instrumento de sus hazañas? Ella pelea en mí, y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser». Nótese hasta qué punto siente Don Quijote que en Dulcinea tiene su fundamento: apoyo y raíz. No se trata simplemente de un motor para su heroísmo, sino de un ente -su Dulcinea- fundamental y fundamentante. El peligro de idolatría es palpable.

Pero es tiempo de que nos preguntemos: ¿Existe Dulcinea? ¿Quién es Dulcinea y cómo la ve Don Quijote? Hay un momento -cuando el Duque refiere al caballero que Avellaneda asegura en su libro que no hay tal Dulcinea- en que Don Quijote no parece estar muy seguro de la existencia de su dama:

«En eso hay mucho que decir. Dios sabe si hay Dulcinea, o no, en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y estas no son de las cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo»59.

Antes, cuando los mercaderes toledanos pedían a Don Quijote que les mostrase a Dulcinea para poder confesar la verdad que les pedía, el enamorado deja ver a las claras que se trata de materia de fe: «Si os la mostrara, ¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia»60.


- 2 -¿Cómo concibe Don Quijote a Dulcinea?

La amorosa fe de Don Quijote en Dulcinea le hace decir: «Yo no podré afirmar si la dulce mi enemiga gusta, o no, de que el mundo sepa que yo la sirvo; sólo se decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, en lugar de la Mancha; su calidad, por lo menos, ha de ser princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que sólo la discreta consideración puede encarecerlas, y no compararlas»61. Aunque «Dulcinea es -para su rendido caballero- principal y bien nacida, y de los hidalgos linajes que hay en el Toboso, que son muchos, antiguos y muy buenos», vale, sobre todo, por su virtud: «A eso puedo decir que Dulcinea es hija de sus obras, y que las virtudes adoban la sangre, y que en más se ha de estimar y tener un humilde y virtuoso que un vicioso levantado; cuanto más que Dulcinea tiene un jirón que la puede llevar a ser reina de corona y cetro; que el merecimiento de una mujer hermosa y virtuosa a hacer mayores milagros se extiende, y, aunque no formalmente, virtualmente tiene en sí encerradas mayores venturas»62.

Creyendo fuertemente en su mito, Don Quijote decide ir a Toboso, en compañía de Sancho, para visitar a Dulcinea. El caballero avanza lentamente, como temiendo el choque con una realidad adversa, y por fin llega al pueblo manchego en una noche entreclara. Manda a su escudero que le guíe hasta el palacio de Dulcinea, y respóndele Sancho:

«-¿Cómo quiere vuesa merced que encuentre yo el palacio de nuestra señora Dulcinea del Toboso si no vine más que una vez, y de día, cuando vuesa merced tampoco le encuentra, y eso que debió venir millares de ellas y a toda hora?

»-Tú me harás desesperar, Sancho -dijo Don Quijote-. Ven acá, hereje: ¿no te he dicho mil veces que en todos los días de mi vida no he visto a la sinpar Dulcinea, ni jamás atravesé los umbrales de su palacio, y que sólo estoy enamorado de oídas y de la gran fama que tiene de hermosa y discreta?

»-Ahora lo oigo -respondió Sancho-; y digo que pues vuesa merced no la ha visto ni yo tampoco.

»-Eso no puede ser -replicó Don Quijote-; que, por lo menos, ya me has dicho tú que la viste ahechando trigo, cuando me trajiste la respuesta de la carta que le envié contigo.

»-No se atenga a eso, señor -respondió Sancho-; porque le hago saber que también fue de oídas la vista y la respuesta que le traje; porque así se yo quien es la señora Dulcinea como dar un puño en el cielo»63.

Antes, en Sierra Morena, Don Quijote habíale dicho a Sancho que a Dulcinea la había visto tres o cuatro veces (I, XXV). ¿Nos engaña Don Quijote? ¿Por qué se complace Cervantes en ese juego como de espejos? ¿Se tratará de un descuido de autor? Es cierto que Cervantes juega con el tema de Dulcinea y hasta juega con nosotros, los lectores; pero no creemos que se olvide el autor de lo que escribió en otra parte. Más plausible nos parece la interpretación de Álvaro Fernández Suárez: «Dulcinea ha cobrado tal entidad propia, independiente de la moza Aldonza Lorenzo, que Don Quijote olvida haber visto al pretexto carnal de su verdadera amada, de la dama ideal que, efectivamente, nunca tuvo ante sus ojos. Es decir, el caballero no habla ahora, como hablara en aquella sazón, antes de enviar a Sancho a la embajada de amor, de la moza Aldonza Lorenzo, la hija de Corchuelo, sino de la princesa Dulcinea del Toboso, que no es hija de nadie sino de su pecho, nacida como nacieron antiguas diosas. En Sierra Morena, Dulcinea era aún Aldonza. En el Toboso, Dulcinea es Dulcinea. La carne que diera sustancia al sueño empieza a desvanecerse para dejar todo lugar a la entidad ideal»64. Queremos, no obstante, hacer una observación: No es que en Sierra Morena Dulcinea fuese aún Aldonza. Dulcinea fue siempre Dulcinea. Lo que pasa es que el mito llega a adquirir tal plenitud, que acaba por borrar la realidad primaria que le diera sustancia. Si se nos permite el vocablo -usándolo analógicamente y con todo respeto-, diríamos que se ha operado una transustanciación.

Cervantes esquiva todo encuentro entre Don Quijote o Sancho y Dulcinea. Porque en las afueras del Toboso la dama ideal de Don Quijote es una Dulcinea encantada sin plena realidad externa. Y sin embargo, el mito se salva siempre. Más que la filiación física de Dulcinea, impórtale, a Don Quijote, su valor ideal. Si prefiere a la Dama de sus sueños sobre la bellísima Dorotea es porque opta por el valor ideal sobre la belleza sensible. La voluntad de creer llevada hasta la abnegación y el sacrificio, hace de Don Quijote un «dócil poseso de su propio mito».

Caminó de su aldea, el Caballero de la Triste Figura regresa vencido, llevando en su alma el peso de aquellos, tristes agüeros. En vano Sancho el bueno alienta a su señor. «Esto quiere significar que no tengo de ver más a Dulcinea», exclama acongojado Don Quijote. Y muere -o se desvanece en el cerebro de Alonso Quijano- sin verla. El presentimiento se cumple. Es mejor que así sea.

La dama ideal de Don Quijote es impersonificable e insustituible. La imaginación amorosa del alucinado caballero iba siempre más allá de toda mujer real, por bella que fuese. Llevaba doce años de quererla más que a la lumbre de sus ojos que habían de comer la tierra. «...Porque mis amores y los suyos -nos dice- han sido siempre platónicos, sin extenderse más que a un honesto mirar»65. El amor intelectual «de un cuerpo bello» (el de Aldonza Lorenzo) engendró en Don Quijote «bellos pensamientos». Al final se desvanece la belleza particular del cuerpo y del rostro de Aldonza Lorenzo, perdiéndose hasta su recuerdo frente a lo Bello en sí, del que no era sino fugaz reflejo que excitaba, en el caballero, el deseo del eterno esplendor de la belleza divina que torna a su alma -para decirlo en lenguaje platónico- capaz de la inmortalidad.



Notas:
57 Miguel de Cervantes Saavedra.- «Obras Completas», Ed. Aguilar. Págs. 1039-1040.
58 Carmen Muñoz de Dieste.- «Destino de Dulcinea», en Jornada Cervantina. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. 1956.- Pág. 16.
59 Miguel de Cervantes Saavedra.- «Obras Completas». Ed. Aguilar. Págs. 1385-1386.
60 Miguel de Cervantes Saavedra.- Opus cit., pág. 1048.
61 Miguel de Cervantes Saavedra.- «Obras Completas», Cap. XIII de la Primera Parte, pág. 1074.
62 Miguel de Cervantes Saavedra.- Opus cit., pág. 1386.
63 Miguel de Cervantes Saavedra.- «Obras Completas», II, IX, página 1301.
64 Álvaro Fernández Suárez.- «Los mitos del Quijote», de Á. Fernández Suárez.- Editorial Aguilar, pág. 80.
65 Miguel de Cervantes Saavedra.- «Obras Completas», I, XXV, página 1132.



[1] Agustín Basave Fernández del Valle Agustín, Filosofía del Quijote: “Un estudio de antropología axiológica”, Cap. X,  Revista Abril nº 62.

lunes, 26 de julio de 2010


EL SECRETO DE LA SALETTE
(Aparición reconocida y aprobada oficialmente por la Iglesia.)

Cuando en la audiencia privada del 20 de Enero de 1982 le presentaron a Juan Pablo II una documentación sobre el mensaje de La Salette, Su Santidad comentó: "Estamos en el corazón de las profecías." (L´IMPARTIAL, N. 2, 1982.)

Y en su discurso a los Misioneros de La Salette, nos dice: "A la luz del mensaje de Nuestra Señora de La Salette, atribuís un lugar importante al ministerio de la reconciliación." Y: "La Salette es un mensaje de esperanza, puesto que nuestra esperanza se apoya en la intercesión de la Madre de los hombres." (Lean Discurso del Santo Padre Juan Pablo II.) Su Santidad Juan Pablo II reconoce y acepta la validez del mensaje de La Salette.

APARICION DE LA SANTISIMA VIRGEN EN LA SALETTE

El 19 de septiembre de 1846 se apareció la Santísima Virgen en La Salette (Francia), a dos pastorcitos naturales de Corps: Melanie Calvat de quince años, y Maximin Giraud de once. La Santísima Virgen les confió un secreto, unas advertencias para los tiempos venideros: "el secreto de La Salette."

MELANIE CALVAT provó en varios conventos, no fué admitida a los votos perpetuos. Melanie, estigmatizada y bajo constante dirección espiritual del obispo de Lecce, un virtuoso varón, murió en Italia, el 14 de diciembre de 1904, a los 73 años de edad. MAXIMIN GIRAUD quiso estudiar teología, después medicina. Fué siervo papal; murió en su patria a los 38 años de edad.

La Aparición de La Salette fué aprobada oficialmente por el obispo de la Diócesis, y reconocida por S. S. Pío IX. El 19 de septiembre de 1851, (quinto aniversario de la aparición), Monseñor Filiberto de Bruillard, Obispo ordinario de la diócesis de Grenoble (Francia), a la que pertenece la aldea de La Salette, publicó un decreto en el que entre otras cosas, dice: «Juzgamos que la aparición de la Sma. Virgen a dos pastores el 19 de septiembre de 1846, en la parroquia de La Salette, arciprestazgo de Corps, (Grenoble, Francia), presenta todas las características de verdadera y los fieles tienen fundamento para creerla como indudable y cierta. Aumenta la certeza el concurso inmenso y espontáneo (de gentes) al lugar de la aparición, así como multitud de prodigios, de los cuales es imposible dudar sin ir contra las reglas del testimonio humano. (...) Por tanto prohi-bimos a los fieles y sacerdotes de nuestra Diócesis hablar públicamente o escribir en contra del hecho que hoy proclamamos.»

El 24 de agosto de 1852, Su Santidad Pío IX, concedió que fuera privilegiado el Altar Mayor del templo de La Salette; el 7 de septiembre fundó la Asociación de Nuestra Señora Reconciliadora de La Salette. La Hermadad Misionera de La Salette, los SALETINOS, cuyos frutos fueron y son muy provechosos para la Iglesia y para las Misiones. León XIII elevó el santuario al rango de Basílica y decretó la coronación canónica de "Nuestra Señora de La Salette", efectuada por el Cardenal de París, el día 21 de Agosto de 1879. Nuestra Señora reveló en La Salette dos secretos, uno a Melanie y otro a Maximin. El secreto dado a Melanie constituye lo que comúnmente se conoce como el"el Secreto de la Salette." Un extracto del mismo fué publicado en 1879 por Melanie, con imprimatur del Obispo de Lecce, - Italia.- En 1922 se dió a conocer el texto completo, con Licencia del Rvdo. Padre Lepidi O.P., Maestro del Sagrado Palacio y Asistente Perpetuo de la Congregación del Santo Oficio, (la Congregación de la Fé.)

EL SECRETO

«Melanie, esto que yo te voy a decir ahora no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858: Los Sacerdotes, Ministros de mi Hijo, los Sacerdotes..., por su mala vida, por sus irreverencias e impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. ¡Sí!, los Sacerdotes piden venganza y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a Mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al Cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya no se encuentra nadie que implore misericordia y perdón para el Pueblo. Ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la víctima sin mancha al Eterno, en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin precedentes. ¡Ay de los habitantes de la Tierra...! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos. ¡Los jefes, los conductores del Pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la serpiente antigua poner divisiones entre los soberanos, en las sociedades y en las familias. (...) La sociedad está en vísperas de las más terribles calamidades y los más grandes acontecimientos. Se verá obligada a ser gobernada por una vara de hierro y a beber el cáliz de la cólera de Dios. Que el Vicario de mi Hijo, el soberano Pontífice Pio IX, no salga ya de Roma después del año de 1859; pero que sea firme y generoso; que combata con las armas de la fe y del amor. Yo estaré con él. (...) Italia será castigada por su ambición de querer sacudir el yugo del Señor de los Señores. (...) La sangre correrá por todas partes. Las Iglesias serán cerradas o profanadas. Los Sacerdotes y religiosos serán perseguidos.(...) Muchos abandonarán la Fé, y el número de Sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión será grande. Entre estas personas se encontrarán incluso Obispos. Que el Papa se ponga en guardia contra los obradores de milagros, pues llega el tiempo en que los prodigios más asombrosos tendrán lugar en la tierra y en los aires. (...) Lucifer, con gran número de demonios, serán desatados del Infierno; abolirán la fe, aún entre las personas consagradas a Dios. (...) Muchas casas religiosas perderán completamente la fe y perderán a muchísimas almas. Los malos libros abundarán en la Tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios. Habrá Iglesias para servir a esos espíritus. (...) ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y dominar con orgullo!

El Vicario de Mi Hijo tendrá mucho que sufrir, porque por un tiempo la Iglesia será entregada a grandes persecuciones. Esta será la hora de las tinieblas. La Iglesia tendrá una crisis espantosa. Dado el olvido de la santa Fe en Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. (...) El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra su vida, sin poder poner fin a sus días; pero ni él ni su sucesor verán el triunfo de la Iglesia de Dios. Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso para dar lugar al materialismo, al ateísmo, (...) a toda clase de vicios. Que los que estén al frente de las comunidades religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la Tierra. Francia, Italia, España e Inglaterra estarán en guerra; la sangre correrá por las calles; el francés luchará contra el francés, el italiano contra el italiano... habrá una guerra universal que será espantosa. Por algún tiempo Dios no se acordará de Francia ni de Italia, porque el Evangelio de Cristo no es ya conocido. Los malvados desplegarán toda su malicia. Al primer golpe de su espada fulminante las montañas y la naturaleza temblarán de espanto, porque los desórdenes y los crímenes de los hombres traspasan la bóveda de los Cielos. París será quemado, y Marsella engullida; varias grandes ciudades serán sacudidas y engullidas por terremotos. Se creerá que todo está perdido. No se verán más que homicidios, no se oirá más que ruido de armas y blasfemias. Los justos sufrirán mucho, sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el Cielo, y todo el Pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e implorarán su ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles que destruyan a todos sus enemigos. Los perseguidores de la Iglesia de Cristo y los hombres dados al pecado perecerán de golpe, y la Tierra quedará como un desierto.

Entonces será la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado. La caridad florecerá en todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios.» (...)

(Las profecías de La Salette no parecen haber sido dictadas en orden sucesivo, no son correlativas. Continúa:)

«La Tierra será castigada con todo género de plagas. Habrá guerras, hasta la última que la harán los diez reyes del anticristo, los cuales tendrán todos un mismo plan, y serán los únicos que gobernarán al mundo. Antes que eso suceda, habrá una especie de falsa paz en el mundo; no se pensará más que en divertirse; los malvados se entregarán a toda clase de pecados; pero los hijos de la Santa Iglesia, los hijos de la fe, mis verdaderos imitadores, creerán en el amor de Dios y en las virtudes que me son más queridas. Dichosas las almas humildes guiadas por el Espíritu Santo, Yo combatiré con ellas hasta que lleguen a la plenitud de la edad. La naturaleza clama venganza contra los hombres, y tiembla de espanto en espera de lo que debe suceder en la Tierra encharcada de crímenes. Temblad Tierra, y vosotros que hacéis profesión de servir a Jesucristo y que interiormente os adoráis a vosotros mismos, ¡temblad!, pues Dios va a entregaros a sus enemigos, porque los lugares santos están en la corrupción. Muchos conventos no son ya casa de Dios, sino pastizales de Asmodeo. Durante este tiempo nacerá el anticristo... Hará prodigios y no se alimentará sino de impurezas. ... Se cambiarán las estaciones... Los astros perderán sus movimientos regulares. La luna no reflejará más que una débil luz rojiza. El agua y el fuego causarán en el globo terrestre movimientos convulsivos y horribles terremotos.

ROMA perderá la Fé y se convertirá en la sede del anticristo. Los demonios del aire, con el anticristo, harán grandes prodigios en la Tierra y en los aires, y los hombres se pervertirán más y más. Dios cuidará de sus fieles servidores y de los hombres de buena voluntad. El Evangelio será predicado por todas partes. Todos los pueblos y todas las naciones conocerán la verdad.

Hago una apremiante llamada a la Tierra, llamo a los verdaderos discípulos del Dios que vive y reina en los Cielos, llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre, el único y verdadero salvador de los hombres. Llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a los que se me han consagrado a fin de que los conduzca a mi Divino Hijo, los que llevo, por decirlo así, en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu. Finalmente... Llamo a los Apóstoles de los Últimos Tiempos. Los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios. En el sufrimiento, y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan y vengan a iluminar la Tierra: Id y mostraos como mis hijos queridos, yo estoy con vosotros y en vosotros, con tal que vuestra fe sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio. ... Luchad hijos de la luz, vosotros pequeño número... pues ya está aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines. La Iglesia se oscurecerá, el mundo quedará consternado. Pero he ahí ENOC y ELÍAS, llenos del espíritu de Dios; predicarán con la fuerza de Dios, y los hombres de buena voluntad creerán en Dios, y muchas almas serán consoladas. Harán grandes prodigios por la virtud del Espíritu Santo, y condenarán los errores diabólicos del anticristo. ¡Ay de los habitantes de la Tierra...! Habrá guerras sangrientas y hambres, pestes y enfermedades contagiosas; habrá lluvias de un granizo espantoso... ... Tempestades que destruirán ciudades, terremotos que engullirán países; se oirán voces en el aire; los hombres se golpearán la cabeza contra los muros, llamarán a la muerte. ... La sangre correrá por todas partes. ¿Quién podrá resistir si Dios no disminuye el tiempo de la prueba? Por la sangre, las lágrimas y oraciones de los justos, Dios se dejará aplacar. Enoc y Elías serán muertos. ROMA pagana desaparecerá, caerá fuego del cielo y consumirá tres ciudades; el universo entero estará preso del terror, y muchos se dejarán seducir por no haber adorado al verdadero Cristo, que vivía entre ellos. Ha llegado el tiempo. l sol se oscurece, solo la fé vivirá. Aquí está el tiempo. El abismo se abre. He aquí el rey de los reyes de las tinieblas. Aquí está la bestia con sus súbditos, llamándose el salvador del mundo. Se elevará con orgullo por los aires para subir hasta el Cielo. Será sofocado por el soplo de San Miguel Arcángel. Caerá. Y la Tierra, que llevará TRES DÍAS en continuas evoluciones, abrirá su seno lleno de fuego. Será hundido para siempre, (el anticristo), con todos los suyos, en los abismos eternos del infierno. Entonces el agua y el fuego purificarán y consumirán todas las obras del orgullo de los hombres y todo será renovado. Dios será servido y glorificado.»

Los hechos referidos en el secreto de La Salette no parece ser dictados en orden sucesivo, no podemos entenderlos en forma cronológica. A veces se repite lo que se dijo anteriormente. ( "Estilo cíclico", característica Apocalipsis de San Juan.) Se habla del triunfo definitivo de la Iglesia, después del Juicio de las Naciones o purificación de la humanidad, en el que todo será renovado y habrá entonces un solo rebaño y un solo pastor. También se habla del nacimiento y de la actuación del anticristo. Referirse al anticristo es llegar al máximo grado de apostasía universal. También hace referencia a los dos testigos, que condenarán los errores del anticristo y exhortarán al mundo a hacer penitencia. Testigos que al final serán vencidos y muertos. ( Apoc. cap. XI.) Algunas profecías ya se han cumplido:

A.-Que el Papa no saliera de Roma después de 1859, año a partir del cual, vencida Austria, querían que el Papa abandonase Roma para conseguir la unidad italiana.

B.-La profecía de Napoleón también se cumplió al pie de la letra: cayó "sobre la propia espada de la cual quería servirse para obligar a los pueblos a ensalzarlo"; esa fué Prusia, de ella se sirvió para debilitar a Austria, la potencia católica. etc.

El punto central del mensaje de La Salette es que: 1.- "Vendrán una serie de castigos y catástrofes...", Por causa (o producto), de los pecados de los hombres. 2.- "Muchos sacerdotes se apartarán de la sana doctrina." Una triste realidad hoy en día, de la que nosotros tenemos mucha culpa por no haber rezado suficientemente por ellos. Y ahora satanás ha cegado las inteligencias de muchas almas consagradas.) 3.- "Muchas casas religiosas se apartarán de la verdadera fe." Vivimos en un desconcierto doctrinal sin precedentes. Nuestra Señora hace referencia al anticristo, y que Roma perderá la fe y se convertirá en su sede. (Afirmaciones que no chocan con lo revelado en la Sagrada Escritura.) Dios permitirá a Satanás tentar a los hombres y al mundo y éste llegará al caos, al desorden y la desesperación. Y por un acto de su justicia y su misericordia mandará purificar y renovar al mundo, y a su Iglesia, y la vida en la Tierra continuará con aquellos hombres justos y orantes que supieron estar vigilantes a los mensajes marianos y al espíritu cristiano, y vendrá entonces, -como está profetizado-, el reinado de los Sagrados Corazones de Jesús y de María.

La Santísima Virgen clarifica en La Salette los Últimos Tiempos, y hace una llamada a los verdaderos imitadores de su Hijo, a los "Apóstoles de los Últimos Tiempos", que ayudarán al triunfo definitivo de Jesucristo, con Paz y reconciliación de Dios con los hombres, cuando la Santa Iglesia será piadosa, fuerte, humilde e imitadora de las virtudes de Jesucristo. Según la tesis de que estamos en los ULTIMOS TIEMPOS, el "Final de los Tiempos", (no el fin del mundo), y que una purificación dará lugar a la conversión de los judíos y del mundo, lo fundamental del Secreto de La Salette, referido a la época actual, es "LA GRAN APOSTASIA" denunciada ya por Pablo VI: "el humo del infierno se ha infiltrado en la Iglesia".

Con una especial responsabilidad del clero. Una crisis espantosa de la Iglesia, una persecución religiosa, y castigos apocalípticos; castigos también anunciados en Fátima, y en otras apariciones: "Varias naciones serán aniquiladas..."

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«En cuanto a las revelaciones privadas, es mejor creer que no creer en ellas; porque si crees y resultan ser verdaderas, te sentirás feliz de que creiste, porque Nuestra Santa Madre lo pidió. Y si resultan ser falsas, tú recibes todas las bendiciones como si fueran verdaderas, porque creiste que eran verdad.» (Papa Urbano VIII, 1636 )


Tomado de Stat Veritas

miércoles, 21 de julio de 2010

INVITACIÓN:


SANTA MISA EN REPARACIÓN
“IN REMISSIONE PECCATORUM”

debido a la promulgación de la inicua ley de
“Matrimonio entre personas del mismo sexo”
Jueves 22 de Julio19 hs.
Priorato: Venezuela 1318-20, (1095)
Capilla “Nuestra Señora Mediadora de Todas las Gracias”,
Montserrat, Buenos Aires, Capital.


martes, 25 de mayo de 2010

Bicentenario de la Patria




Hoy 25 de mayo de 2010 celebramos el Bicentenario de la Patria y damos  gracias a Dios por este  “Don y Misterio”.
Decimos Don, porque nos es dado por Dios como signo de su inmensa generosidad, y porque es una Gracia, que nos excede enormemente.  Y es Misterio porque es medio de salvación pensado por Dios desde toda la eternidad. Es Misterio entendido también como Sacramento, es decir como signo sensible de esa realidad invisible que es la Patria Celeste. De esa realidad a la que estamos llamados a participar como hijos de Dios en la eternidad. 
Esta fecha es quizá una de las más difíciles de explicar, por la diversidad de factores que giraron e intervinieron en torno a ella.
Lamentablemente, celebramos este Bicentenario, en un marco muy distinto y poco semejante al que soñaron los Padres de la Patria. Enormemente alejado de nuestra profunda y honda raíz Hispana, fundada en la autentica Fe Católica. Y aquí, serian muy acordes las palabras de José Antonio: “Nosotros amamos a España porque no nos gusta”[1], nosotros amamos esta Patria Argentina, aunque no nos guste tal cual la vemos hoy. Lo que si amamos de ella, es aquello a lo que Dios la predestino. Amamos sus orígenes españoles y católicos, conquistadores y evangelizadores, portadores de la Cruz y de la Espada, de los pendones y de las aureolas. Amamos la Argentina de los héroes y de los santos, esa Patria que milita en la historia con el tesón de los héroes, y que se eleva hacia el cielo con la vida y la entrega de los santos.
Amamos el espíritu y la vocación de grandeza. Somos herederos y continuadores de un Imperio. Jamás debemos olvidar esto. El imperio hispanoamericano es un ideal al que no debemos renunciar nunca, cueste lo que cueste.
Hoy en día se habla mucho de la ruptura con nuestra Madre Patria, con Hispania. Nada tan alejado de la realidad como eso. En ese entonces España estaba ocupada casi totalmente, por la Francia napoleónica, portadora de las ideas de la gran revolución anticristiana como lo fue la Revolución Francesa. Esa Francia masónica y liberal, tan contraria al espíritu y a la tradición Hispana. Pero también nuestra Madre Patria, se inficionó con estas corrientes corrosivas. Fue así que al estar el trono ocupado por una corona ilegitima, “la población organiza Juntas de Gobierno, que asumen el mando delegados en ellas por los municipios (…) Quedando entablada la que se conocería como Guerra de la Independencia Española.”[2] En uno de esos combates participó Don José de San Martin, recibiendo una condecoración por el valor demostrado. (Julio de 1808, en Bailén).
Y en nuestro terruño patrio no estábamos tan lejos de padecer lo mismo. Fue entonces que un grupo de patriotas decidió, en orden a salvaguardar la Fe y la Tradición que nos legara España, tomar cartas en el asunto. Por lo cual, en medio de un ambiente tumultuoso, el Virrey Cisneros convoca el 22 de mayo a un cabildo abierto. Pero la decisión allí tomada será revocada por las milicias representadas por Saavedra, quien en nombre propio y de sus colegas le dice a Cisneros: “no queremos seguir la suerte de España, ni ser dominados por los franceses. Hemos resuelto asumir nuestros derechos y conservarlos por nosotros mismos.”[3] Por lo cual se convoca a un nuevo cabildo abierto del 25 de mayo, quedando constituida la Primer Junta de Gobierno Patrio (que en realidad fue la segunda). Así la Patria iba alcanzando, como dicen,  la “mayoría de edad”.
Nos dirá el Restaurador, Don Juan Manuel de Rosas, años después en el discurso[4] que pronunciara el 25 de mayo de 1836 ante la Legislatura de Buenos Aires: “No se hizo (la revolución de Mayo) para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas (…) No se hizo contra nuestros soberanos, sino para conservarle la posesión de su autoridad, de la que había sido despojado por un acto de perfidia. (…)No se hizo para romper con los vínculos que nos ligaban a los españoles, sino para fortalecernos más por el amor y la gratitud (…) No se hizo para introducir anarquía sino para preservarnos de la anarquía y para no ser arrastrados al abismo de males en que se hallaba sumida la misma España…”.  Pero la situación histórica nos llevó a tomar el único partido que nos quedaba para salvarnos, por eso el Restaurador diría en el mismo discurso: “nos declaramos libres e independientes de los Reyes de España y de toda otra dominación extranjera”.
Pero a pesar de este origen concreto, en la semana de Mayo, debemos ser concientes  y no olvidar nunca nuestro origen Mariano y Cristológico. El uno en aquel providencial 12 de Octubre de 1492, día de Nuestra Señora del Pilar, inaugurándose así el Imperio Hispanoamericano. Y el otro en aquel 1° de abril de 1520, con motivo de la Primer Misa celebrada en nuestro territorio nacional, en lo que hoy es Puerto San Julián, Provincia de Santa Cruz.
Anhelando reavivar en nosotros aquel fervor Patriota y Católico de nuestros orígenes, le pedimos a Dios que nos conceda ser fieles a este Don y Misterio.  Amando a Dios y la Patria con un amor de caridad, afectivo y efectivo. Sabiendo que el hecho de “Instaurar todas las cosas en Cristo” (Ef. 1,10) comienza por la Instauración de la Realeza de Cristo en nuestras almas, por medio de la santidad. Solo así construiremos la Patria Una, Grande y Libre que soñaron nuestros Padres, cimentada en la Fe de siempre.
“Si miramos en torno, no hay detalle que no nos confirme en la clara convicción de siempre: la Patria no tiene más que un camino, y ese es[5]el del mismo Cristo, que nos dijo “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14, 5).




Viva Cristo Rey y la Santísima Virgen de Lujan!!
Viva la Patria!!




[1] José Antonio Primo de Rivera, Discurso sobre la Revolución Española, en Obras Completas, Madrid, 1971, p.559.
[2] Juan Luis Gallardo, Crónica de cinco siglos: 1492 – 1992, Ed. Vórtice, Buenos Aires, 1995, p. 59.
[3] Julio Irazusta, Breve historia de la Argentina, Huemul, Buenos Aires, 1999, p.65.
[4] Don Juan Manuel de Rosas, Discurso del 25 de Mayo de 1836 a la Legislatura de Buenos Aires.
[5] José Antonio Primo de Rivera, De frente a un nuevo año, en Obras Completas, Madrid, 1971, p. 293.

martes, 26 de enero de 2010

Doctrina Tradicional

Mella y las autonomías
por Rafael Gambra

El 25 de abril de 1919 pronunció Vázquez de Mella un discurso en el Círculo Tradicionalista de Bilbao (Obras Completas, tomo 26, pág. 292) cuyo carácter profético es ahora cuando podemos comprobar y experimentar.

Sufría entonces España un centralismo administrativo y un uniformismo político de carácter jacobino heredado de la Revolución Francesa que en palabras de Mella «acabó con las libertades municipales, con los gremios, las Corporaciones, toda la antigua organización, reuniendo el poder en un solo punto y creando el absolutismo más tiránico, ya que éste no existe sólo cuando lo ejerce un monarca, sino cuando lo impone un grupo que tiene en sus manos las Cámaras que él mismo ha creado». Provincias iguales, municipios uniformes: todo dependiente de los Gobernadores Civiles representantes del Ministro de la Gobernación. Sólo se salvaron, en pequeña parte, de esa uniformación general las provincias forales del Norte por efecto de las guerras carlistas.

A este centralismo odioso se ha querido oponer un autonomismo regional que linda en muchos casos con el separatismo (el hoy llamado «Estado de las Autonomías»), pero siempre sobre la base del Estado liberal o democrático. La tesis de Mella en aquel discurso fue que ese autonomismo sobre la base del régimen individualista de partidos políticos, lejos de crear una contención al absolutismo centralista, no hace sino multiplicarlo y acercar su peligrosidad a las víctimas definitivas, que son los individuos y las familias.

El autonomismo actual cree que el centralismo estatal se combate rompiendo o disminuyendo el vínculo de las regiones (o «autonomías) con el poder central y transfiriendo a éstas las competencias que eran exclusivas de aquél. Pero la cuestión esencial no reside en eso. Si previamente se ha establecido, con el principio de la democracia inorgánica, que el poder -todo el poder- procede de la llamada voluntad general o sufragio universal, el poder seguirá estando en los partidos políticos (o en los políticos de profesión) que son quienes organizan y se benefician del sufragio. Y los partidos -cualquiera sea su signo- coinciden siempre en ampliar su poder e influencia eliminando o cercenando las autonomías inferiores (municipios, corporaciones, familias) que puedan oponer un límite a su indefinida expansión. Con lo cual en cada autonomía regional se creará inmediatamente un nuevo centralismo análogo pero más dañino por su cercanía que aquel de que se había partido. Porque la verdadera «soberanía social» (en lenguaje de Mella), que debe oponerse al absolutismo de la «soberanía política», estaba hecha en régimen tradicional de costumbres y de fueros, de hábitos de autogobierno y de libertad, tanto municipales como laborales, que los pueblos defendían como su patrimonio propio, intangible. («privilegios» en sentido despectivo para los liberales). Si todo esto se anula o destruye, el camino está abierto para la expansión indefinida del centralismo uniformista, sea regional o estatal.

Como dijo Mella en aquel discurso de Bilbao: «Si pudiera darse un descuajamiento del Estado actual en varias autonomías, el problema centralista volvería a darse en cada una de ellas. La Autonomía separada con relación a lo que existía, ¿afirmaría y establecería una jerarquía social, el municipio autárquico, las comarcas libres? Podéis asegurar que, por ejemplo, una Cataluña formando Estado aparte no se habría descentralizado más que con relación al Estado de que se había separado: dentro del nuevo surgiría una concentración de poder nueva que aplastaría dentro de sí el principio autonomista. Se trataría sólo de una siembra de centralismos en todo análogos a aquel de que se partió».

La confirmación patente de aquella profecía de Mella la tenemos hoy ante nuestros ojos. Tomemos como ejemplo el caso de Navarra, la región que hasta la «transición democrática» conservó -debido a su régimen foral- los mayores restos restos de autonomía jurídica y administrativa. Hasta esa década de los setenta los Ayuntamientos de Navarra poseían, y ejercían, la facultad de elegir a los funcionarios que a sus respectivas comunidades iban a ser destinados. Maestro, médico, farmacéutico, veterinario, secretario municipal, eran elegidos libremente por el municipio entre aquellos solicitantes que hubieran obtenido plaza en los previos concursos u oposiciones provinciales o nacionales. La elección se realizaba por informe o recomendación del algún vecino que conociera al funcionario o facultativo y que se responsabilizara lógicamente de su informe. La seriedad de tales informes solía venir garantizada por el temor del recomendante a verse reprochado por sus convecinos día a día y quizá durante décadas.

Las ventajas de este sistema de designación eran evidentes, aunque no gustase a los profesionales. El designado llegaba a su puesto con una actitud de gratitud al informante a quien no debía defraudar, de respeto y gratitud también al municipio o comunidad que le había otorgado su confianza. Cuando, en cambio, el designado viene parachutado desde la capital, sin consulta ni conocimiento a veces de la autoridad local, suele llegar al pueblo con cierto desdén hacia el mismo, al que considera a menudo inferior cualitativa o cuantitativamente a sus propios merecimientos profesionales.

Pues bien: durante las dos últimas décadas, una a una, todas esas competencias han sido sustraídas a los Ayuntamientos cuyos funcionarios vienen hoy designados por Boletín Oficial (incluso el cartero local). Quizá sólo les reste el de alguacil municipal. Todas esas libertades municipales, base de un verdadero autonomismo local se han ido perdiendo en nombre precisamente de «las libertades democráticas recuperadas» y del «Estado de las Autonomías». Absorbidas por la Diputación (Foral), hoy «Gobierno de Navarra», esta nueva centralización ha surgido ¿en beneficio de quién? Sin duda de los políticos profesionales y de los partidos cuyo clientelismo se acrece a costa de la libertad y la autonomía de los pueblos.


miércoles, 20 de enero de 2010

Sobre la Monarquía...

"La monarquía de Quevedo"

Para Quevedo la cosa es clara: reinar no consiste ni puede consistir más que en dominar. El monarca es, por encima de todo, señor. ¡Cuan hermosa y hondamente va desarrollando esta verdad fundamental después de hacerla fraguar en su genial antítesis entre rey y reino!. El monarca que no sabe ser rey se rebaja en igual medida a la condición de reino, de dominado. Por eso Jesucristo es el único rey plenamente verdadero, porque es el único de quien nada ni nadie podría enseñorearse jamás. Así considerada, es evidente que la monarquía, en la plenitud de su esencia, sólo puede hallarse en estado puro dentro de los límites de la esencia divina, porque es la forma más perfecta, la única realmente perfecta, de la autoridad, ya que es la sola forma política en que se salva el concepto de unidad, el cual, como todo trascendental, sólo puede llegar adecuadamente a realizarse en Dios. No nos imaginemos con esto que un Jefe de Estado humano no pueda, en el estricto sentido de la palabra, ser monarca. Sí puede serlo; eso sí que dentro de los límites que le impone la propia esencia de la sociedad civil. Su poder se extenderá sin perder un ápice de su legitimidad hasta donde se extienda la virtualidad propia de la forma nacional, no más allá. Para que el monarca sea propiamente, aunque no plenamente, tal, bástale con que sea él la causa primera intrínseca de la cohesión y, por ende, de la existencia misma de la sociedad por él gobernada. No será totalmente señor de cada uno de sus subditos ni de todos en conjunto, porque la sociedad civil no puede presentarse como exhaustiva frente a las posibilidades integrales de la persona humana —esto sólo es y puede ser privilegio incomunicable de la Iglesia—, pero sí lo será de todos ellos, en globo o por separado, en cuanto a las posibilidades comprometidas, puestas en juego, necesaria y continuadamente para mantener en vigencia la comunidad nacional, la civitas. Dentro de tales límites, no sólo puede, sino que debe ejercer su autoridad sin mezcla alguna de sumisión o, para aplicar la terminología de Qucvedo, sin constituirse en reino; de suerte que su nación, en lo que tenga de nación, le deba a él y nada más que a él, como a causa perfectiva intrínseca, su existencia.


P. OSVALDO LIRA, SS. CC.




lunes, 11 de enero de 2010

Libro recomendado...


La Monarquia Tradicional
de Francisco Elías de Tejada.
Un clásico imprescindible.



LA MONARQUÍA TRADICIONAL, de Sr. Francisco Elías de Tejada.calidad 2, 1 t., 14,5x20, 174 pág. : 16 € Pedidos y Pagos


PÁGINA PRINCIPAL
Un estudio reposado de lo que fueron las vie­jas ordenaciones libres de nuestros pueblos y de lo que probablemente habrían sido a no mediar las desviaciones europeizadoras, he aquí el cuadro, a grandes brochazos, de la monarquía tradicional española, régimen que mi­ró a la defensa de los postulados fundamenta­les de la unidad de fe y de la lealtad a la Corona, sin mengua del fomento de las fecundas libertades concretas.
Así constituida, la acción de España pudo ahondar en las entrañas de la verdad católica para repre­sentar nada menos que la concepción católica de la vida en la más fecunda de sus maneras. Pero si la España tradicional fue una doctrina, la moderna se ha despedazado en dudas, y la contemporánea en negaciones, acabando su carrera alocada en la más absoluta indiferencia. Ante semejante abandono y delirio exclama el autor:
Cuando se vive entre muertos, estas ideas alcanzan a los ojos dimensión de exac­titud. Bien puedo desde mi retiro, arropado por el dulce silencio del ol­vido rumoroso, repetir las palabras de Quevedo:
»Retirado en la Paz de estos desiertos con pocos, pero doctos, libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis voces a los muertos»
.”

Indice

I. EL MENÉNDEZPELAYISMO POLÍTICO
Actualidad del menéndezpelayismo 13
La estela política de Menéndez y Pelayo 15
Las limitaciones de una obra gigantesca 19
El auténtico menéndezpelayismo 24

II. LA TRADICIÓN DE LAS ESPAÑAS
Europa y las Españas 31
Europa 36
Las Españas 43
La europeización absolutista 52
La europeización liberal 60
El dilema presente 68

III. UNA TRADICIÓN VIVA: NAVARRA
Una tradición salvada del naufragio europeizante 71
La primera interpretación: Zuaznavar, el erudito 74
La interpretación sentimental: Olave 81
Marichalar o la interpretación técnica 89
Lo que observó Cánovas del Castillo 95
La lección política de Navarra 96

IV. LA TRADICIÓN
La revolución europea 109
La revolución disculpada 111
La revolución delante del pensamiento tradicional 115
La Tradición 118
Tradición y progreso 121
La Tradición de las Españas 122

V. LOS FUEROS, COMO SISTEMA DE LIBERTADES CONCRETAS
Los Fueros 127
Hombre abstracto y hombre concreto 128
Liberalismo y hombre abstracto 133
Totalitarismo y hombre abstracto 135
Tradición y hombre concreto 136
Entre libertades. Libertad e Igualdad 138
Los Fueros, barrera y cauce 147

VI. LA MONARQUÍA FEDERATIVA
La Sociedad, "corpus mysticum" 153
La realeza 159

VII. LA SECUELA INSTITUCIONAL
Cambio de frente 163
La Corona 165
El Consejo Real 168
El Consejo de Ministros 169
Las Cortes generales 171
El Consejo de Justicia 174
El Consejo de Guerra 175
El Consejo Social 176
El Consejo de Cultura y la Junta de Cultura 177
Colofón 179

LA FAMILIA Y EL MUNICIPIO COMO BASES DE LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA.


Tomado de: http://elmatinercarli.blogspot.com/

Nuevo Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista

Enviado por: "Agencia FARO" agenciafaro@carlismo.es

Sáb, 9 de Ene, 2010 6:30 pm



Lignières, 6 enero 2010, Santos Reyes, fiesta de la Monarquía Tradicional. S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón se ha servido nombrar nuevo jefe de su Secretaría Política al Excmo. Sr. D. José Miguel Gambra Gutiérrez.

José Miguel Gambra nació en Pamplona en 1950. Profesor Titular de Lógica en la Universidad Complutense de Madrid y Catedrático de Filosofía de Instituto de Enseñanza Media, es presidente del Círculo
Cultural Antonio Molle
Lazo de Madrid, del
cual fue cofundador en la década de 1970. Patrón de la Fundación Francisco Elías
de Tejada y miembro ordinario del Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II, especialista en sociología política, es autor de varios libros, articulista y conferenciante prolífico. Está
casado y tiene hijos y nietos numerosos.

Carlista militante de siempre, el pasado 18 de julio de 2009 el Abanderado de la Tradición lo creó caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita. Forma parte de la Secretaría Política del Duque de Aranjuez desde 2007.

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Agencia FARO http://carlismo.es/agenciafaro