Francisco Canals Vidal
1922 - 2009
1922 - 2009
Ha fallecido Francisco Canals Vidal, catedrático de Metafísica jubilado de la Universidad de Barcelona. Nacido en la capital del Principado en 1922, cursó el Bachillerato en las Escuelas Pías y en el Colegio del Sagrado Corazón de su ciudad natal, completando tras la guerra los estudios de Derecho y de Filosofía respectivamente en 1946 y 1950. En 1952 defendió en la Universidad de Madrid su tesis doctoral en Filosofía, dirigida por el profesor Jaime Bofill y titulada El logos, ¿indigencia o plenitud?; mientras que en 1956 hizo lo propio en Derecho, esta vez en la Universidad de Barcelona, con una tesis titulada El elemento romántico en la génesis del catolicismo liberal. En 1958 ingresa por oposición en el cuerpo de catedráticos de Instituto de Enseñanza Media, enseñando desde entonces en el Instituto Jaime Balmes de Barcelona hasta que en 1966 gana la cátedra de Metafísica de la Universidad de Barcelona, que rigió hasta su jubilación en 1987. En los años setenta seguirá también los estudios de Teología, en la Facultad de San Cugat del Vallès, que culminará con una tesis doctoral sobre San José.
Su verdadero mentor fue el padre Ramón Orlandis (1873-1958), de la Compañía de Jesús, de noble familia mallorquina afín al carlismo y al integrismo, y verdadero maestro del espíritu que fundó en 1922 Schola Cordis Iesu e inspiró en 1944 la revista Cristiandad. Fue él quien orientó decisivamente su vida, sacándole de las profesiones jurídicas (que el joven estudiante universitario aspiraba ejercer, concretamente en el notariado), para llevarle íntegramente al apostolado intelectual. Desde entonces Canals será uno de sus colaboradores más cercanos, participando en la redacción de Cristiandad desde sus primeros pasos y resultando a la larga su verdadero continuador. En efecto, el ya catedrático barcelonés formará entonces en su torno una escuela filosófica para el cultivo del tomismo integral, la conocida como Escuela Tomista de Barcelona, cuyos más conspicuos representantes son los profesores José María Petit (que le premurió en 2007) y José María Alsina. Y proseguirá la acción de combate contra el liberalismo y el naturalismo a través de la difusión de la doctrina de la realeza social de Cristo y de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús como remedio providencial para los males contemporáneos. Tarea en la que no cejará tras la tempestad desatada con ocasión del II Concilio Vaticano, si bien los equilibrios que se vio obligado a hacer para presentar la continuidad de éste con la tradición antiliberal de la Iglesia, en medio de tantas evidencias en contrario, lastraran a la larga en parte el noble empeño.
A principios del decenio de los sesenta empezó su colaboración con la Ciudad Católica, traída por entonces a España desde Francia por Eugenio Vegas Latapie, de cuya revista Verbo ha sido uno de los colaboradores más ilustres. En 1973 participó en la fundación de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, de la que más adelante sería vicepresidente y presidente de la sección española. También era miembro, entre otras muchas instituciones, de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás.
Su obra exhibe con claridad los que fueron sus intereses constantes. De un lado hallamos la producción en sede de filosofía teorética, gnoseología y metafísica principalmente, entre la que destaca como un monumento de la cultura española del siglo XX el volumen de setecientas páginas Sobre la esencia del conocimiento (1987). Así como sus ensayos sobre Santo Tomás, algunos reunidos en el volumen Tomás de Aquino, un pensamiento siempre actual y renovador (2004). En segundo término, Canals, en la línea de su maestro Ramón Orlandis, y del maestro de éste y también jesuita Henri Ramière, dedicó buena parte de sus afanes a la teología de la historia, entendida como el resultado de aplicar la comprensión teológica sobrenatural a la corriente de la historia, atendiendo a las promesas explícitas de Dios, a las leyes providenciales y a las tendencias e ideales de los espíritus y sociedades. Su libro Mundo histórico y Reino de Dios (2005) vino a ser un destilado sapiencial postrero de las reflexiones esparcidas aquí y allá en sesenta años de actividad publicística. Finalmente, en sede sociológica y política, con Rafael Gambra y Francisco Elías de Tejada, con Álvaro d'Ors y Juan Vallet de Goytisolo, es uno de los autores más destacados del tradicionalismo español de la segunda mitad del novecientos, en su mayor parte ligado al legitimismo carlista. Buena prueba es su libro Política española: pasado y futuro (1977), aunque reúne tan sólo una parte de la obra política de Canals, que luego prosiguió en las revistas Cristiandad y Verbo principalmente, pero también en colaboraciones periodísticas de extraordinaria garra y penetración. Además encontramos el notable ensayo La tradición catalana entre el absolutismo y la Ilustración (1995), que continúa la Historia del pensamiento político catalán de Elías de Tejada, y el estudio preliminar a la edición de las Narraciones históricas de Francisco de Castellví (1997). En este orden de cosas deben reseñarse también sus otros trabajos sobre el catalanismo y sus orígenes extrínsecos respecto de la tradición catalana, reunidos en el volumen Catalanismo y tradición catalana (2006).
Con su desaparición, el pensamiento tradicional hispano pierde a otro de sus grandes representantes. El trasbordo de buena parte de los filósofos, juristas o historiadores formados por él y por otros maestros de su generación, en Barcelona tanto como en Madrid, a las posiciones más confortables de la franja conservadora de la democracia cristiana, hace que la trinchera resulte más desguarnecida. El combate, sin embargo, continúa. Descanse en paz.
Su verdadero mentor fue el padre Ramón Orlandis (1873-1958), de la Compañía de Jesús, de noble familia mallorquina afín al carlismo y al integrismo, y verdadero maestro del espíritu que fundó en 1922 Schola Cordis Iesu e inspiró en 1944 la revista Cristiandad. Fue él quien orientó decisivamente su vida, sacándole de las profesiones jurídicas (que el joven estudiante universitario aspiraba ejercer, concretamente en el notariado), para llevarle íntegramente al apostolado intelectual. Desde entonces Canals será uno de sus colaboradores más cercanos, participando en la redacción de Cristiandad desde sus primeros pasos y resultando a la larga su verdadero continuador. En efecto, el ya catedrático barcelonés formará entonces en su torno una escuela filosófica para el cultivo del tomismo integral, la conocida como Escuela Tomista de Barcelona, cuyos más conspicuos representantes son los profesores José María Petit (que le premurió en 2007) y José María Alsina. Y proseguirá la acción de combate contra el liberalismo y el naturalismo a través de la difusión de la doctrina de la realeza social de Cristo y de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús como remedio providencial para los males contemporáneos. Tarea en la que no cejará tras la tempestad desatada con ocasión del II Concilio Vaticano, si bien los equilibrios que se vio obligado a hacer para presentar la continuidad de éste con la tradición antiliberal de la Iglesia, en medio de tantas evidencias en contrario, lastraran a la larga en parte el noble empeño.
A principios del decenio de los sesenta empezó su colaboración con la Ciudad Católica, traída por entonces a España desde Francia por Eugenio Vegas Latapie, de cuya revista Verbo ha sido uno de los colaboradores más ilustres. En 1973 participó en la fundación de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino, de la que más adelante sería vicepresidente y presidente de la sección española. También era miembro, entre otras muchas instituciones, de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás.
Su obra exhibe con claridad los que fueron sus intereses constantes. De un lado hallamos la producción en sede de filosofía teorética, gnoseología y metafísica principalmente, entre la que destaca como un monumento de la cultura española del siglo XX el volumen de setecientas páginas Sobre la esencia del conocimiento (1987). Así como sus ensayos sobre Santo Tomás, algunos reunidos en el volumen Tomás de Aquino, un pensamiento siempre actual y renovador (2004). En segundo término, Canals, en la línea de su maestro Ramón Orlandis, y del maestro de éste y también jesuita Henri Ramière, dedicó buena parte de sus afanes a la teología de la historia, entendida como el resultado de aplicar la comprensión teológica sobrenatural a la corriente de la historia, atendiendo a las promesas explícitas de Dios, a las leyes providenciales y a las tendencias e ideales de los espíritus y sociedades. Su libro Mundo histórico y Reino de Dios (2005) vino a ser un destilado sapiencial postrero de las reflexiones esparcidas aquí y allá en sesenta años de actividad publicística. Finalmente, en sede sociológica y política, con Rafael Gambra y Francisco Elías de Tejada, con Álvaro d'Ors y Juan Vallet de Goytisolo, es uno de los autores más destacados del tradicionalismo español de la segunda mitad del novecientos, en su mayor parte ligado al legitimismo carlista. Buena prueba es su libro Política española: pasado y futuro (1977), aunque reúne tan sólo una parte de la obra política de Canals, que luego prosiguió en las revistas Cristiandad y Verbo principalmente, pero también en colaboraciones periodísticas de extraordinaria garra y penetración. Además encontramos el notable ensayo La tradición catalana entre el absolutismo y la Ilustración (1995), que continúa la Historia del pensamiento político catalán de Elías de Tejada, y el estudio preliminar a la edición de las Narraciones históricas de Francisco de Castellví (1997). En este orden de cosas deben reseñarse también sus otros trabajos sobre el catalanismo y sus orígenes extrínsecos respecto de la tradición catalana, reunidos en el volumen Catalanismo y tradición catalana (2006).
Con su desaparición, el pensamiento tradicional hispano pierde a otro de sus grandes representantes. El trasbordo de buena parte de los filósofos, juristas o historiadores formados por él y por otros maestros de su generación, en Barcelona tanto como en Madrid, a las posiciones más confortables de la franja conservadora de la democracia cristiana, hace que la trinchera resulte más desguarnecida. El combate, sin embargo, continúa. Descanse en paz.
Miguel Ayuso
Fuente: Diario ABC, de 13/02/2009
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