lunes, 4 de agosto de 2008

Entrevista al Dr. Antonio Caponnetto

Coloquio con… Antonio Caponnetto*

Dentro del ámbito filosófico ¿cuál es su formación o tendencia?
Una vez le preguntaron a Chesterton si él era un escritor católico. Dijo: “no; soy católico, cuando escribo se me nota”. Parafraseando a Chesterton yo diría: soy católico, cuando filosofo se me nota; y si no se me nota me voy al infierno, por no dar testimonio de la Verdad. De modo que mi formación es la católica; si cabe una explicitación mayor diré que trato de ser tomista en todo, pues Santo Tomás fue “el más santo entre los doctos y el más docto entre los santos”, al decir de León XIII. Digo “trato de ser” porque seguir a Santo Tomás supone estudiarlo y conocerlo bien, y en mi caso soy sólo un modesto lector de sus lecciones perennes.

De los filósofos antiguos o clásicos ¿cuál le ha causado mayor impacto por sus ideas?
Entre los clásicos mi admiración se la lleva Sócrates. Por su vida de guerrero patriota, por su ejemplo de maestro virtuoso, y por su muerte martirial que prefigura la del Gólgota. Pero Sócrates se continúa en Platón y en Aristóteles, “el maestro de los que saben”, como lo llamó Dante. El Fedón o el Cratilo de Platón, la Retórica o la Poética de Aristóteles, son obras de una sabiduría edificante. Si pasáramos del paganismo al cristianismo antiguo, no debo olvidar a San Agustín. Pocos como él han conjugado los trascendentales del ser en un sólo acto filosofante y teologante. La Verdad, el Bien y la Belleza son los tres amores de Agustín. ¿Cómo no sentirse arrobado por sus enseñanzas?

¿Qué opinión tiene de los filósofos posmodernos?
No sé cómo está utilizada la palabra posmodernidad. Si es como sinónimo de esa corriente de pensamiento que describen Lyotard y Lipovetzki, entre otros, desde ya que mi opinión es negativa. La posmodernidad es un fruto tenebroso de la ya tenebrosa modernidad. Ahora si la palabra posmodernidad está utilizada sólo en un sentido cronológico, y lo que se me pide es una opinión sobre ciertos filósofos contemporáneos, diré que tengo mis predilecciones en el alemán Pieper, el francés Gilson, el italiano Sciacca y el español Gambra. Precisamente porque ellos han sido grandes sabios católicos. O católicos sabios, si bien se mira.

¿Qué me puede decir de la filosofía realista?
Pues yo nada que no se haya dicho mejor ya. Es la filosofía de la afirmación del ser por sobre las apariencias, de la calidad sobre la cantidad, de lo uno sobre lo múltiple, de la sustancia sobre los accidentes. Gilson, precisamente, a quien antes citaba, tiene un libro notable al respecto que se llama El realismo metódico. Al final del mismo, en su Vademecum para realistas, dice que para un realista las cosas son, por eso pueden ser cosas conocidas. Este principio inamovible del realismo debe ratificarse hoy, una vez más, ante la avalancha de posturas idealistas, subjetivistas y relativistas.

¿Qué perspectiva tiene de la filosofía que se hace en Latinoamérica?
No creo en la filosofía latinoamericana, ni en la europea ni en la asiática. Creo en el filosofar desde la Verdad, en la contemplación de la Verdad desde nuestra condición creatural, en el ejercicio y el cultivo de la sabiduría más allá de las coordenadas espaciales, geográficas o raciales. ¿Qué une al brasilero Ricardo Dip, al chileno Juan Antonio Widow, al mexicano Salvador Borrego, al peruano Ugarte del Pino o al argentino Alberto Caturelli? ¿Qué son latinoamericanos? ¡No!, que son católicos y conocen, contemplan, aman y sirven a la Verdad. Admito que la ubicación geográfica y la pertenencia comarcal pueden dar perspectivas interesantes de ciertos hechos, que desde otras perspectivas espaciales o comarcales no se tengan. Por eso, por ejemplo, Nimio de Anquín hablaba de “el ser visto desde América”. Pero la sola perspectiva espacial, sin el amor a la sabiduría, logra poco y nada.

¿Qué filósofos latinoamericanos recomienda a los estudiantes de filosofía?
Los he mencionado en la pregunta anterior. Si se me permite que mencione a un par más de compatriotas suyos y míos, mencionaría a Vasconcelos por México y a Jordán Bruno Genta por la Argentina.

En la filosofía de la educación ¿cuál es su ideal de una educación efectiva?
Es el ideal clásico y cristiano. La Paideia Christi. La Pedagogía de la Cruz, la Pedagogía del Verbo, el instaurar todo en Cristo, según expresión de San Pío X. Estando de viaje por Polonia, el Papa Juan Pablo II, hace unos cuantos años, insistió en la importancia de una educación centrada en los dones del Espíritu Santo. Y en tal sentido declaró a Pentecostés como la festividad pedagógica por antonomasia. Me place coincidir con esta buena síntesis de ideal educativo.

Dentro de las distintas corrientes educativas ¿qué opinión tiene de la corriente constructivista?
La he criticado duramente en mi libro Lenguaje y Educación. El constructivismo destruye el pensar y el expresar humano, pero tras esas desmembraciones está la del ser, sin el cual no hay ni pensar ni expresar. El punto de partida de esa destrucción es el subjetivismo y el relativismo extremos.

¿Recomienda o no el uso del Internet en la difusión filosófica?
Sí, claro, es una herramienta válida. Pero para el buen uso de Internet, como para los buenos usos de todas las herramientas, tiene que haber detrás un maestro seguro. De lo contrario Internet es una pesadilla grotesca.

¿Qué consejo da para los que estudiamos filosofía?
Por lo pronto el que les dio Sócrates a sus hijos: sepan que la filosofía es la única moneda de buena ley por la cual han de dejar todas las otras. Y el de Santo Tomás a Reginaldo: meter la cabeza en el Sagrario en caso de duda. Y el de San Agustín a sus discípulos: si no hablan de Dios los labios están mudos. Y el de San Bernardino a los universitarios de Siena: alejarse de la mundanidad. Y el de “mi” gaucho Martín Fierro: “es mejor que aprender mucho, el aprender cosas buenas”.

Andrés Arvizu Vásquez

Lic. en Filosofía y Profesor de ICES

* Nació en Buenos Aires, Argentina, el 29 de septiembre de 1951. Se recibió de Maestro en la Escuela Normal de Profesores No. 2, “Mariano Acosta”, y de Profesor de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires y de Doctor en Filosofía en la UAG. Ha publicado 14 libros y una diversidad de opúsculos.
Fecha de publicación: Septiembre 12, 2006 por Revista Per Se




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